Aunque preso, las horas se vuelan
                                        
                                        en gratísimo y santo solaz:
                                        
                                        con la Biblia mis males se ausentan,
                                        
                                        pues de darme la dicha es capaz.
                                        
                                        ¡Libro santo!, mi vida ilumina;
                                        
                                        nunca, nunca te apartes de mí;
                                        
                                        contemplando tu bella doctrina,
                                        
                                        no hay males ni penas aquí.