Hay un lugar de paz,
de sin igual solaz,
do Cristo alivio a mi alma da.
Sólo con él allí,
lejos del arduo frenesí,
le entrego mi ansiedad.
Voy al jardín a orar,
al monte a meditar
y nuevas fuerzas recibir.
De allí saldré por fe
para servir donde él me lleve,
brindando su amor.